lunes, 26 de marzo de 2012

EL GRAN ENGAÑO SINDICAL, 46.000.000 DE BORREGOS EN EL IMPERIO CASTELLANO



  
   El movimiento sindical tiene como objetivo la representación laboral de los obreros, no la representación política. ¿Por qué entonces es tan difusa la separación entre ambos tipos de actividad?, ¿no funcionaría todo mejor si en vez de tantos sindicatos los trabajadores estuviesen unidos en uno solo? Los sindicatos, que tanta transparencia exigen a las empresas, llevan más de tres décadas ocultando sus finanzas, provenientes de municipios, comunidades autónomas y de la Administración Central.

   El próximo día 29 de Marzo hay una convocatoria de huelga general, cosa que está muy bien para hacer llegar a los gobernantes las reivindicaciones obreras, pero me pregunto, ¿Qué efectividad tienen dos huelgas generales de un día al año?, no sé si arreglaran alguna cosa, a mi parecer todo lo contrario, piquetes, manifestaciones y  antidisturbios, una mezcla explosiva que terminará en contenedores quemados, automóviles rotos, y diferente mobiliario urbano  hecho añicos y que su restauración correrá a cargo de todos. 



   La manifestación se convoca para protestar por las reformas laborales del Gobierno, Gobierno que financia en parte a los sindicatos, y ya se sabe eso de no morder la mano que te alimenta, con la que está cayendo andamos en huelgas de estar por casa, cuando lo que se tendría que llevar a cabo es un paro indefinido de toda actividad, un cese completo durante días, entonces sí tendría efectividad una huelga. Por supuesto que también habrían piquetes y manifestaciones, y mobiliario urbano roto, y seguramente el caos instaurado durante un largo tiempo, pero nada es fácil, todo tiene un precio.

   Claro que, este es mi parecer, el de uno más del montón, un sin voz ni voto, que como otros tantos, con un poco de suerte recogeremos alguna triste migaja del pastel que otros se reparten un día tras otro. Mientras tanto, los que no llegan a final de mes y los que ni siquiera llegan a principio, tenemos que sentirnos culpables de la crisis que azota el país, por estirar más el brazo que la manga, por querer vivir mejor.

   Por lo único que debemos sentirnos culpables es por tolerar todo el choriceo que se lleva a cabo en las altas esferas y por ser como una manada de borregos, que entre el pastor y sus perros nos hacen ir por donde quieren.

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