AEROPUERTOS, EL DINERO QUE “VOLÓ”

   Una de las aficiones de nuestros políticos en la última década ha sido la construcción de grandes complejos, con la finalidad de enterrar en su elaboración millones de Euros, sin hacer estudios serios, o pasándoselos por el forro, de su viabilidad. Los aeropuertos han sido los reyes de estos complejos, y voy a proceder a hacer un repaso de estos y las fortunas que yacen allí enterradas.

    Uno de los más famosos es el aeropuerto de Castellón, con un coste cercano a los 200 millones de Euros.  Carlos Fabra fué junto a Camps el artífice de tan grande ruina para las arcas públicas, este no cuenta ni con aviones ni con los pertinentes permisos para la navegación aérea, y por si fuera poco se hizo tan bien que el tramo de pista donde tendrían que girar los aviones se les quedó pequeño y hay que remodelarlo. ¡Eso sí!, tiene una maravillosa escultura de 24 metros de altura con un coste de 300000 Euracos en homenaje al gran Fabra.

                     Escultura a Carlos Fabra, aeropuerto de Castellon

    Otros aeropuertos que quedaron o quedarán en desuso son el de Murcia con un presupuesto de 185 millones de Euros, el de Huesca con la friolera de 120 millones de Euros,  Ciudad Real, ojo que este se lleva la palma, más de 1000 millones de Euros, y el de Lleida-Alguaire 90 millones de Euros, ahí van unos 1500 millones de Euros de dinero público, que usado de otra manera podría haber ayudado a muchísima gente que ahora está pasando muy malos momentos.

                        Aeropuerto de Ciudad Real con más de 1000 millones de Euros invertidos.

    Me pregunto humildemente, que si el aeropuerto de Barcelona resulta deficitario, y mueve miles de pasajeros y tráfico diariamente, ¿que hizo pensar a tan grandes iluminados que los aeropuertos ya nombrados resultarían rentables? La única explicación posible, sobre todo en el caso de Fabra y su gran escultura, es un caso narcisista de los promotores de estas descomunales y ruinosas obras, que pretenden ser recordados, o quizás recaudar más votos. Sea como sea, todo ese dinero ya ha volado sin rumbo, y no se recuperará jamás de los jamases, una vez más, “hurra, bien y bravo”.