
FRONTERA CON ANDORRA
Otros que tenían una
función importante en esta empresa eran los “pilotos”, vehículos que rastreaban
el monte en busca de las patrullas, o gente escondida en puntos estratégicos, para
así informar mediante emisoras, “las cacharras”, a los vehículos que iban
cargados con el tabaco si tenían el paso libre o bien debían pararse o
retroceder, según el caso. Una “colla” con buenos “pilotos” tenía más del 70%
del éxito asegurado de poder llegar a los almacenes donde se guardaban los “fardos”.
Estos “pilotos” con vehículo, no sólo rastreaban los caminos de las montañas,
la mercancía tenía que moverse también hacia las Capitales para así ser revendido
el producto, por lo que también tenían una importante función a la hora de
sacar el tabaco fuera de la comarca de l’Alt Urgell.
En La Seu había un grupito de Municipales bastante reducido,
serían 7 u 8 creo yo, por los 11000 habitantes que éramos. Por aquel entonces
era habitual conducir sin carnet o seguro, cuando la Policía Municipal daba el
alto bastaba con levantar la mano como devolviendo un saludo, y tirar hacia
adelante sin mirar atrás, acabando en persecuciones la mayoría de veces. La Guardia
Civil bastante trabajo tenía en controlar el tabaco, o en cobrar los sobornos
de los contrabandistas, la Policía Nacional se dedicaba únicamente a las
Fronteras, por lo que los Municipales con su “yogurtera”, nombre que se le daba
popularmente al Renault 4L que tenían, no suponían ningún problema para la
alocada juventud, que solía reunirse por las tardes en terrazas de bares o en corrillos
por las calles, bebiendo y fumando hierba o hachís, esperando que cayese la
noche para poder ir a “trabajar”. Sobre las dos o las tres de la madrugada, los
“fardistas” habían terminado su trabajo y llevaban los bolsillos llenos, por lo
que los pubs, discotecas y puticlubs se llenaban de clientes ansiosos por
quemar sus ganancias. Así mismo los “camellos” también sacaban tajada del
pastel del tabaco. La fiesta terminaba cuando amanecía, desayunando en alguno
de los bares que abren de madrugada, donde se solían liar peleas considerables
causadas por el abuso del alcohol y las drogas.
Era habitual
también echar carreras con coches o motos, de manera abierta, sin esconderse,
ya fuese por dentro del pueblo, o por los caminos que conducían a los pueblos
de los alrededores, así como quedar en explanadas con los coches, por norma
general Seat 124, 131 o 132 de diferentes cilindradas, y echar trombos mientras se echaban unos tragos de unas
litronas y unas caladas de unos leños.
Todas estas circunstancias,
se han cobrado muchas vidas en esta pequeña ciudad sin ley, en cosa de doce
años, yo personalmente perdí catorce personas muy allegadas a mí, y otras
tantas que también conocía por que en los sitios pequeños nos conocemos todos, ya
bien por drogas y alcohol, por coches y motos, o por la mezcla de todo, por lo
general personas de entre los 15 y los 30 años, como dijo aquel, vive rápido y
muere joven.
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